domingo, 17 de febrero de 2013

Hermanos


Salvador Muñoz
Los Políticos

He de confesar mi ignorancia respecto a los beneficios que los citadinos o los ayuntamientos tienen al hermanarse con otra ciudad.
Conste: Mi desconocimiento no se basa en el asunto demagógico al que siempre refieren nuestras autoridades que hablan de intercambio cultural, inversiones, desarrollo y demás exquisiteces que denotan en ellas una pobreza de ideas porque siempre-siempre nos convidan lo mismo, baste checar cualquier titular de medio impreso.
A lo que voy es que no veo que algún hermanamiento tenga repercusión en mi ciudad, por citar Xalapa... no hay reflejo de Omaha, Nebraska o Covina, California, Estados Unidos; menos de Ambato, Ecuador; quizás quien le vea algún beneficio al hermanamiento de Paraná con la Atenas Veracruzana sea Fidel Herrera, quien se anda promoviendo como Embajador en Buenos Aires. Eso, en lo que se refiere a los hermanamientos internacionales... en las locales, como Cotija, Michoacán, hay la misma percepción para mí que las anteriores.
En el caso del hermanamiento con Toluca (como a mediados del 2011), Elizabeth Morales y Elena Barrera, las alcaldesas respectivas, pasaron a segundo término y la alianza no fue más que una promoción de Enrique Peña Nieto que otra cosa.
Al menos de ese hermanamiento, creo que ni les hemos dado chile ni los toluqueños nos han dado chorizo... es suficiente con el que nos dan nuestras propias autoridades.
Todavía a principios del 2012, Elizabeth Morales soñaba con hacer “el Corredor del Hermanamiento” (por favor, no se ría) y adornarlo con lo más emblemático de cada ciudad “carnala” (por favor, no sonría)... ¿se imagina en dicho corredor un “méndigo” chorizo allí para ilustrar la fraternidad con Toluca (por favor, no suelte la carcajada)?
El hermanamiento entre Boca del Río y Tuxpan, ¡sí merece la carcajada!
En fin...
Ahora, si nos salimos del centro y nos enfilamos a otra de las ciudades más importantes del estado, Veracruz Puerto, podríamos decir que esta ciudad parece clásica familia del siglo pasado, cuando se estilaba la cantidad de hijos...
Veracruz es hermano de San José, California; de Campeche; de Zapopan, Jalisco; Acapulco, Guerrero; Manzanillo, Colima; Cartagena de Indias, Colombia; Galveston, Texas; Pontiac, Michigan; Ponce, Puerto Rico; Miami, Florida; La Habana, Cuba; Puerto del Callao, Perú; Valparaíso, Chile; Valencia, Oviedo y Barcelona, España, entre otras...
La única beneficiada que recuerde así de botepronto, es La Habana... con la “fuga” de Cubanos en el reciente carnaval jarocho.
Entre las ciudades que destaca también en estos momentos por la fraternidad que guarda con Veracruz Puerto, es Oviedo por un singular personaje.
Si bien Agustín Iglesias Caunedo, alcalde de Oviedo, es criticado por cierto sector de su población porque se ha dedicado en estos primeros cien días de administración en hermanamientos y propuestas de calles, con lo que dicen, “trae aletargada a la oposición”, al menos para los veracruzanos, y en especial para los amigos de Regina, no nos queda más que agradecerle la atención por rendir homenaje a la compañera periodista con un monolito o placa en alguna calle de Oviedo.
También, claro, hay que precisarle a Agustín Iglesias Caunedo que los apellidos de Regina son Martínez Pérez, no Martínez Suárez, como se lee en su placa.
Si bien es un error, lo mejor de éste es que es un error por obra, por acción, por comisión, pues al menos en Oviedo, las autoridades municipales reconocen el trabajo profesional que de cierto modo llevó a la muerte de Regina Martínez, mientras que en su tierra, en Veracruz, el error de las autoridades es de omisión... está en nosotros, sus amigos, no cometer la misma errata local para no caer en la desidia.
Al menos, entre tanta pinche fraternidad, veo en Oviedo una buena razón para estar hermanados: Regina.

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